domingo, 20 de mayo de 2012

A propósito del zeitgeist económico y político

Si esperabas encontrar algo relacionado con la oferta pública de venta de Facebook, Inc, por favor haz click en el siguiente link, o tal vez en este otro, yo no tengo más que añadir excepto que:
Corporations rule... the world!
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La más reciente palabra que he aprendido es Zeitgeist, se refiere al espíritu de los tiempos. Trata de explicar el sentimiento que se apodera de los individuos que comparten; ya sea geografía, cultura, sentimientos o un momento histórico. La saco a colación dados los momentos electorales que, como cada seis años, sacuden a mi país, y que sirven para evidenciar la calidad política de nuestros representantes así como la miopía de la nación.


En estos tiempos de precampañas donde todos tenemos (y muchos compartimos) nuestras posturas políticas de amor-odio por uno u otro candidato, me parece interesante reflexionar sobre una realidad que poco a poco se deja vislumbrar y que como sociedad al parecer no hemos entendido del todo. No nos hemos sabido conscientes de una sociedad con el potencial de controlar su rumbo.


Dado que estoy un poco desconectado de los medios tradicionales, tal vez mi percepción de la realidad está siendo tergiversada por las comunidades virtuales. Sin embargo, desde esta trinchera pareciera que el enemigo público número uno; a vencer según las encuestas, es el cuarentón y favorito de la televisión, Enrique Peña Nieto (45 en realidad), candidato del Partido Revolucionario Institucional, bajo cuyo yugo estuvo mi país por más de 70 años. Setenta años donde la realidad económica, política y social se vio manchada más de una vez por periodicazos de matanzas, robos, fraudes, escándalos, desvíos, sobornos y uno que otro desastre natural. Ahora, un representante de dicho partido se muestra a la cabeza en las encuestas. Las probabilidades de que sea el próximo gobernante de México son altas, sobretodo después de encender el televisor.


El asunto en redes sociales es distinto. Toda el impulso que en televisión ha recibido dicho candidato se ha visto opacado por el esfuerzo social. Desde mi alejado escritorio he prescenciado una desarticulada pero persistente campaña anti Peña Nieto, inflamada por los tropiezos del candidato. Si bien una parte importante de la población y de las fuerzas sociales se han empeñado en desprestigiar al canditato; convirtiéndolo casi en el enemigo público número uno, acaso después del chapo Guzmán, la realidad del país es otra. La realidad es que gane quien gane, las fuerzas que han detenido el progreso de la nación son las que también hay que modificar (o descalificar, diría yo). Las atrincheradas fuerzas y sus interminables intereses privados son en gran medida los culpables del estancamiento de la nación. La más pura intención del más noble candidato presidencial es nada sin la intervención de las demás fuerzas en el poder. Esas fuerzas, sometidas a su vez a fuerzas superiores, no se sujetan a partidismos o pseudo realidades nacionales. Es el mercado interponiendose al estado.


Desde este país; mejor conocido como la tierra de las oportunidades, he prescenciado cómo un presidente, a mi parecer con las mejores intenciones y con la más honesta convicción, ha sido coartado en sus esfuerzos de hacer progresar a su nación. Me refiero al presidente Obama. Fuerzas políticas, jurídicas, legislativas, federales, corporativas, militares y civiles han ejercido su influencia. Estos brazos políticos han evidenciado sus intereses sin demostrar realmente un compromiso con la sociedad, un compromiso que se traduzca en políticas con una estrategia sostenible y duradera. Las mejores intenciones han quedado en pausa o sepultadas por la fortaleza del status-quo. Estamos equivocados si creemos que un individuo tiene la capacidad de mover al mundo. No es el estado el que controla las riendas, son las corporaciones quienes dominan al mundo.


Mientras que los mexicanos estamos enfrascados en una guerra de desprestigio contra uno o cuatro individuos (que poco si no es que nada, serán capaces de cambiar), las grandes voces económicas, políticas y sociales se agasapan  entre la muchedumbre. Como ejemplo tomemos el caso de JP Morgan perdiendo más de 2 billones de dólares hace unas semanas. El caso llegó hasta las más altas cúpulas; las élites académicas, intelectuales e incluso judiciales lo castigan. Contrastémoslo con el caso de sobornos de Walmart-México, donde el desprestigio del país se hace evidente gracias a nebulosas prácticas corporativas impulsadas por los intereses económicos, demostrando una ética que se ciega ante el resplandor del oro. Uno más, el caso del presunto desvío de Petroles Mexicanos por casi 400 mil millones de pesos, o para ponerlo en la misma balanza, por casi 30 billones de dólares, los cuales al día de hoy permanecen sin aclararse del todo. Estos dos últimos deberían de ser, a mi parecer, acreedores también de una campaña de desprestigio y exigencia; pronto han quedado en el olvido mediático y social. Me sorprende como la sociedad rápidamente se organiza para desprestigiar a un puñado de individuos, sea del bando que sea. En cambio, pocas veces se interesa en exigirle cuentas claras a las corporaciones, muchas veces causantes de tantos males que aquejan al pueblo.

Finalmente, para no dejar al lector con un mal sabor de boca después de este aburrido post sobre (realidad,) política y economía. Les dejo este fantástico videojuego que encontré, creado por Rob Lach, el cual se encuentra a la venta desde tan sólo un dólar! (o gratuito en su sitio pirata de confianza). Lo interesante del mismo es que primero se desarrolló la música, para después integrar la experiencia del juego. Bravo!

POP: Metholodgy Experiment One

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